TU LUZ INTERIOR
SANANDO EL ALMA Y ACTIVANDO EL AMOR

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EN ESTA SECCION PODRAS ENCONTRAR CUENTOS, HISTORIAS,
NARRACIONES, ANECDOTAS Y PARABOLAS. 
QUIZA TE PUEDAS SENTIR IDENTIFICADO CON ALGUNO DE ESTOS RELATOS.
HAY ESCRITOS QUE INSPIRAN Y OTROS QUE ENSEÑAN .



Cuando abro mis ojos al mundo exterior,
me siento como una gota de agua en el océano;
pero cuando cierro mis ojos y miro interiormente,
veo el universo completo como una burbuja
levantándose en el océano de mi corazón."
Hazrat Inayat Khan "La Sinfonía Divina"


Fábula hindú

LA FELICIDAD
Un gato grande ve cómo un gatito trataba de agarrarse la cola y le pregunta: 
- ¿Porqué lo haces?
Y el gatito dijo: 
- "Porque he aprendido que lo mejor es la felicidad y mi cola es la felicidad"
Y el gato grande le respondió: 
- "Yo también sé que mi cola es la felicidad, pero me he dado cuenta de que cuando la persigo se me escapa y que, cuando voy haciendo lo que tengo que hacer, ella viene detrás de mí por dondequiera que yo vaya".

http://blocjoanpi.blogspot.com.es/2015/01/la-felicidad-fabula-hindu.html


EL PODER DE LA PALABRA

Hoy nos hemos topado con una fábula oriental muy antigua, escrita por Hsien-Sheng Liang,
sobre el poder de la palabra.
Esta fábula nos ha recordado mucho al Principio de Mentalismo
del que tanto habla Conny Méndez en 
sus libros,
en el que explica que todo lo que está en nuestras mentes y en nuestro interior,
se refleja y se materializa en el exterior.

"La fábula de la rana sorda" o "El poder de la palabra"

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos,
se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas
y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió.
Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir
y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenia caso seguir luchando.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le dijeron:
"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda,
y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

Lecciones
La fábula original de Hsien-Sheng Liang nos presenta dos lecciones importantes:

1. La palabra tiene poder de vida y muerte.
2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir. Tengamos cuidado con lo que decimos.

Pero nos hemos encontrado con otra no tan explícita:
3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.
Una referencia relacionada
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA , hay un poster muy lindo de una abeja, el cual dice así: "Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar;
lo bueno es que la abeja no lo sabe".

¿Qué te parece si hacemos oídos sordos a las cosas negativas y comenzamos a animarnos y a hacer algo todos para que este tiempo que nos toca vivir, sea mucho mejor para todos?
Si te parece bien, súmate a la causa y comparte ésta fábula con todos los que estimas.
(Ilustración por Carolina Saint-Lawrence Castro)


www.metafisica.com 


LA LLAVE DE NASRUDIN

Muy tarde por la noche Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino.

- ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta.

- Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.
-¿Qué estáis haciendo? – les pregunta.

- Estamos buscando la llave de Nasrudín.

Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar. Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:

Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?

- No, dice Nasrudín

- ¿dónde la perdiste, pues?

- Allí, en mi casa.

- Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?

- Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.


EL MIEDO

 

Iba la Peste camino a Bagdad cuando se encontró con Nasrudin.

El le preguntó ¿Adónde vas?

La Peste le contestó: A Bagdad,a matar a diez mil personas.

... Después de un tiempo,la Peste volvió a encontrarse con Nasrudin,

muy enojado le dijo: “Me mentiste”.

Dijiste que matarías a diez mil y mataste a cien mil !!!

y la Peste le respondió: “Yo no mentí, maté diez mil, el resto se murió de miedo”….

 

LO QUE SIGNIFICA PAZ PERFECTA:

Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto se revelaba para nada pacífico. Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir del la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en medio de su nido, se percibía la paz perfecta.

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?

El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?

“Porque," explicaba el Rey, "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz”.


DORMIR CUANDO EL VIENTO SOPLA



Años atrás, un granjero poseía una granja en la costa atlántica de Estados Unidos. Tenía tiempo tratando de conseguir empleados pero la mayoría de las personas tenían muchas reservas de trabajar en granjas en esa área, pues temían las tormentas que vienen del Atlántico causando destrucción sobre las propiedades y las cosechas.

Aunque el granjero había entrevistado a muchos jornaleros, aún no había encontrado a alguien interesado en ayudarle a cuidar la granja.
Finalmente, un hombre chaparrito y delgado, ya pasado los cuarenta, decidió aceptar el trabajo. El granjero le preguntó, "¿Tienes experiencia trabajando en granjas?” “Bueno, respondió el hombre, puedo dormir cuando el viento sopla”.

Aunque el granjero no entendió lo que quiso decir y se sorprendió con la respuesta, de todas formas decidió darle el trabajo ya que realmente necesitaba ayuda. El hombre trabajaba bien, era muy diligente y no paraba desde la salida hasta la puesta del sol, así que el granjero estaba muy satisfecho su trabajo.

Un día el viento comenzó a soplar fuertemente y su intensidad creció, haciendo mucho ruido cuando batía contra los árboles. El granjero saltó de la cama, agarró su linterna y se apresuró hacia donde dormía su nuevo empleado. El granjero lo despertó gritando, “¡Levántate! ¡Viene una tormenta! ¡Ata las cosas antes que salgan volando!”
El pequeño hombre se dio vuelta en su cama, y exclamó con firmeza, “No señor. Yo le dije que yo podía dormir cuando el viento sopla.”

Indignado por su forma de responder, el granjero tuvo la tentación de despedirle de inmediato, pero tenía mucho que hacer y optó por salir rápidamente y comenzar a preparar la granja para la tormenta. Sorprendido descubrió que todas las pilas de paja estaban ya cubiertas con carpas. Las vacas estaban en los graneros, las gallinas en sus gallineros, y las puertas estaban bien aseguradas con varas. Las ventanas estaban cerradas.
Todo estaba en orden, asegurado, y atado. ¡Nada iba a volar con el viento!

El granjero por fin entendió lo que quiso decir su empleado, y volvió a su cama para dormir tranquilo mientras soplaba el viento.

Cuando estás preparado espiritual, mental y físicamente, no hay nada qué temer.


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LA PARTIDA DE AJEDREZ



Dijo el joven al sacerdote zen: “Me gustaría entrar en el monasterio, pero nada de lo que he aprendido es importante. Todo lo que mi padre me enseñó es a jugar al ajedrez, algo que no sirve para alcanzar la iluminación.”
El sacerdote pidió que le trajeran un tablero, llamó a un monje y le ordenó que jugara con el muchacho, añadiendo: “el que pierda, morirá.”
El joven se dio cuenta de que estaba luchando por su vida, y el tablero se convirtió en el centro del mundo. Sin embargo, como conocía todas las estrategias, enseguida vio que el monje iba a perder. Se preparaba para el golpe final, cuando observó la miraba de santidad de su adversario. Comenzó a cometer errores a propósito; prefería morir, pues el monje podría ser más útil a la humanidad.

De repente, el sacerdote tiró el tablero al suelo.
"Has aprendido más de lo que te enseñaron,” dijo. “Sabes que el camino de la luz no está hecho sólo de concentración, sino también de compasión. Te acepto como mi discípulo.”


Historia perteneciente al libro "El Silencio del Hombre - Historias de Luz y Sabiduría"





EL SACERDOTE QUE ALCANZABA A VER LA MECA

Un sacerdote musulmán fue invitado a comer por una devota pareja. Al cruzar el umbral de la casa, el mulá grito repentinamente: "¡Fuera! ¡Fuera!", como si estuviera espantando a un animal. Su anfitrión le preguntó por qué gritaba así y el sacerdote le explicó:

- Acabo de ver un perro que se colaba en la sagrada Kaaba de La Meca. Por eso lo he espantado.

El anfitrión quedó profundamente impresionado por los poderes espirituales de aquel mulá que le permitían ver lo que sucedía en La Meca, a miles de kilómetros de distancia.

Pero la señora de la casa tenía sus dudas. Al servirle la comida al sacerdote, escondió el curry debajo del arroz. Y el mulá, al ver curry en los demás platos y en el suyo no, echó un vistazo a su alrededor.
- ¿Quieres algo? -le preguntó la mujer.
- No veo curry en mi plato -dijo el mulá.
- Tú que alcanzas a ver La Meca -replicó ella-, ¿no puedes ver lo que hay debajo del arroz?


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EL VALOR DEL VIOLIN




El subastador pensó que perdía su tiempo mostrando ese viejo violín estropeado y arañado, pero aún así, lo mostró.
- ¿Cuánto ofrecen, buena gente? -gritó.
- ¿Quién hará la primera oferta?
- ¡Un dólar, un dólar!
- entonces...
- ¡Dos!
- ¿Sólo dos? ¡Dos dólares! ¿Hay alguien que dé tres?
- ¡Tres!
- ¡Tres dólares! ... a la una, tres dólares...a las dos...
Ya se iba a vender el violín por tres dólares, pero en ese momento un hombre canoso se puso de pie, se acercó hasta donde el subastador y tomó en sus manos el arco. Limpiando el polvo del viejo violín armonizó sus cuerdas y tocó una melodía muy tierna. Al cesar la música el subastador dijo, en voz muy baja y más bien para sí: “¿Cuánto daría yo por tener este viejo violín?”. Y tomándolo con más cariño lo volvió a levantar y gritó:
- ¡Cien dólares! ¿Y quién da doscientos? ¡Doscientos! ¿Y quién da trescientos? ¡Trescientos! ¡Trescientos, a la una! ¡Trescientos a las dos! ¡Y trescientos a las tres!
“Vendido en trescientos dólares”, exclamó. Algunos lloraban y los demás aplaudían... “No podemos comprender” se decían, ¿Qué cambió su valor? Alguien dijo por allí que fue "El toque de la mano de un maestro".

Muchas personas sienten que sus vidas están fuera de tono. No saben cómo aprovechar todos los recursos y talentos que disponen. No saben cómo convertir sus excusas en razones. No pueden ver las oportunidades que existen dentro de las crisis. No le encuentran sentido a lo que hacen. No saben cómo ponerse en acción... y a similitud del viejo violín se "subastan baratamente" a la multitud siguiendo el viaje de la vida como un juego que no requiere pensar. Pero un día, cuando están preparados, el maestro aparece. La gente no comprende cómo él puede encontrar tanto valor en algo que ellos no pueden ver. El secreto del Maestro es mirar más allá de las apariencias y conectarse con la verdadera alma de las cosas."La diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer resolvería los problemas más grandes que hay en el mundo"



Historia perteneciente al libro "El Silencio del Hombre - Historias de Luz y Sabiduría"


EL VIOLINISTA DEL METRO

Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.

Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música. Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.

Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.

Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.
Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

En total, Bell almacenó en la funda de su Stradivarius 32 dólares y algo de calderilla. "No está mal", bromea, "casi 40 dólares la hora... podría vivir de esto. Y no tendría que pagarle a mi agente".

Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?


Historia perteneciente al libro "El Silencio del Hombre - Historias de Luz y Sabiduría"



LOS DOS HALCONES



 

 Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

 Al cabo de unos meses el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que el otro se comportaba de forma muy extraña. No se había movido de la rama donde lo dejó, desde el día en que llegó.

 Al día siguiente, desde su ventana, el monarca pudo observar que el ave aún continuaba inmóvil. Como nadie sabía decirle lo que le ocurría al halcón, el rey decidió anunciar a todo el pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón.

 Al día siguiente el rey se asomó de nuevo a su ventana y vio con asombro que el halcón estaba volando. ¿Quién ha hecho este milagro? Preguntó el rey, -traedlo inmediatamente a mi presencia.

 Al cabo de unos minutos le presentaron a un campesino. El rey le preguntó: ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago? El campesino un poco atemorizado por la situación, respondió tímidamente. 
-Fue fácil mi rey, solo corte la rama y el halcón voló. Parece como si de pronto se diera cuenta de que tenía alas y empezó a volar.

 Y tú, ¿Sabes que tienes alas? ¿Sabes que puedes volar? ¿A qué te estas aferrando? ¿De qué no te puedes soltar? ¿Qué estás esperando para volar?

 No podrás descubrir nuevos mares, a menos que tengas el coraje para volar.

 Vivimos tan limitados en nuestro pequeño mundo, que creemos que eso es lo único que existe. En nuestra zona de seguridad está todo lo que sabemos y todo lo que creemos. Allí viven nuestros valores, nuestros miedos y nuestras limitaciones. En esa zona se vive siempre del tiempo pasado, de la historia. Todo nos resulta conocido, y por lo tanto fácil. Es nuestra zona de seguridad y comodidad y, por lo general, creemos que es el único lugar y modo de vivir.

 Pero déjame decirte algo, si tú como el halcón de la historia te resistes a volar, simplemente por comodidad, pereza o porque no sabes que tienes esta capacidad, Dios enviará a alguien que te corte la rama que te está esclavizando a un estilo de vida vacía, monótona y sin sentido.
 

 Por otro lado, tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgos, no siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles. Nos resulta más fácil conformarnos con lo que tenemos, pensando que para nosotros es la única posibilidad.

 No puedes ni imaginar, cómo cambiará tu vida cuando seas capaz de ampliar tu zona de seguridad. Cuando estés dispuesto a correr riesgos y aprendas a caminar en la cuerda floja, delante de ti se abrirá de pronto un mar de oportunidades y sorpresas que nunca imaginaste.

“Suéltate, abandónate en Sus manos y vuela"

http://www.reflexionesparaelalma.net/page/reflexiones/id/252/title/Dos-Halcones
 

CUANDO LA FRUTA NO ALCANCE

 

Autor Desconocido.

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría. Les preguntó entonces Dios qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.

El primero dijo: "Pues aparece mas comida", Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.

Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente", a lo que Dios contestó que no, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.

El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad".

Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada. Por eso muchas veces parece que Dios no nos escucha pues pedimos sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para nosotros.

Seremos felices el día que aprendamos que la forma de pedir a Dios es reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestro orgullo. Y veremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de corazón veremos la prosperidad de Dios y la forma como Él sí escucha.

Pídele a Dios que te haga pequeño...Haz la prueba!!!!

 

ENCUENTRAS LO QUE ESTA EN TI



Autor Desconocido.

Una historieta popular del Cercano Oriente cuenta que un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un anciano le preguntó:
¿Qué clase de personas vive en este lugar?
—¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?, preguntó a su vez el anciano.
—Oh, un grupo de egoístas y malvados, replicó el joven, estoy encantado de haberme ido de allí.  A lo cual el anciano contestó:
 —Lo mismo vas a encontrar aquí.

Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano, preguntó:
—¿Qué clase de personas vive en este lugar?  El viejo respondió con la misma pregunta:
—¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?
—Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.
—Lo mismo encontrarás aquí, respondió el anciano.

Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al viejo:
—¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la misma pregunta?  A lo cual el viejo respondió:
—Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró amigos allá, podrá encontrar también amigos aquí, porque, a decir verdad, tu actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto.

 

Siempre que tengas una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida. Si miras dentro de ti sabrás que posees una gran fortaleza para entregar y para descubrir todas las cosas buenas en los demás. ¡Qué siempre encuentres un oasis de paz!
 

ESTAMOS DE PASO

Gonzalo Gallo González
Oasis Para Vivir Más y Mejor

 

En el siglo pasado un turista visitó al famoso rabino polaco Hofetz Chaim. Se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y una banqueta.

-Rabino, ¿Dónde están tus muebles?, preguntó el turista.
-¿Dónde están los tuyos?, replicó Hofetz.
-¿Los míos?, pero si yo sólo soy un visitante... estoy aquí de paso.
-Lo mismo que yo, dijo el sabio rabino".

El despego es una cualidad de los que saben que estamos acá de paso y son libres sin aferrarse a las cosas.  Si aprecias más la riqueza interior que la exterior vives sencillamente y vives profundamente.  Somos peregrinos.  Avanzamos mucho cuando caminamos ligeros de equipaje.

EL MURO

Autor Desconocido

 

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo.  El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.  Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios de la siguiente manera:

"Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada para que no entren a matarme".  En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita.  La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada.  El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:

 "Señor, te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".  Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña.  Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte.  Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva en la que se encontraba el hombre ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:

Primer hombre: "Vamos, entremos a esta cueva." Segundo hombre: "No. ¿No ves que hasta hay telarañas?, nadie ha entrado en ésta."

La fe es creer que se tiene lo que no se ve, perseverar en lo imposible. Hay una frase muy bella que dice: " Si le pides a Dios un árbol te lo dará en forma de semilla". Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas Él puede hacer mucho más.  Como en esta lectura a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos, Dios en cambio nos pide además confianza en Él para dejarlo que su Gloria se manifieste y haga que algo como una telaraña nos la misma protección que una muralla.  Si has pedido un muro y no ves mas que una telaraña, recuerda que Dios puede convertir las cosas... y confía en Él.

Las apariencias engañan, tengamos siempre confianza en Dios.


LA ASAMBLEA DE LA CARPINTERIA 

Autor Desconocido

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El Martillo fue nombrado Director de Debates, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar: La causa, ¡hacía demasiado ruido! Y se la pasaba el tiempo golpeando. El Martillo aceptó la culpa, pero pidió que también fuera expulsado El Tornillo, dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque El Tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión del Papel de Lija. Hizo ver que era muy áspera en el trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y La Lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado El Metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En ese momento entró el carpintero, se colocó el delantal e inició su trabajo. Utilizó El Martillo, El Papel de Lija, El Metro, y al Tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se transformó en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó su deliberación, fue entonces cuando tomó la palabra el Serrucho y dijo: Señores ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos. La asamblea encontró entonces que El Martillo era fuerte, El Tornillo unía y daba fuerza, La Lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que El Metro era preciso y exacto.

AGUANTA UN POCO MAS



Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. ¿Me permite ver esa taza? preguntó la señora, ¡nunca he visto nada tan fino!

En las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia:
Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo.
Hace mucho tiempo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma. Llegó el momento en que me desesperé y le grité:

“¡Por favor, ya déjeme en paz!” Pero él sólo me sonrió y me dijo: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! Toqué a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer sus labios que me decían: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.
Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No sé cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas. Sentía que me ahogaba. “Por favor déjame en paz”, le gritaba a mi artesano; pero él solo me decía: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.

Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano sólo me decía: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.

Me pregunté entonces si había esperanza. Si lograría sobrevivir a aquellos tratos y abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente.

Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían como solo ocurre en los sueños. No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba en una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo!

Mi artesano entonces me dijo: “yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, sé que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia. Y la pintura te provocaba nauseas, pero contempla ahora tu hermosura. Y, ¿si te hubiera dejado como estabas? ¡Ahora eres una obra terminada! ¡Lo que imaginé cuando te comencé a formar! “

Tú eres una tacita en las manos del mejor alfarero. Confíate en sus amorosas manos aunque muchas veces no comprendas por qué permite tu sufrimiento.

Historia perteneciente al libro "El Silencio del Hombre - Historias de Luz y Sabiduría"

EL SILENCIO DE DIOS

Cuenta una antigua leyenda noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, quien cuidaba una ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso.

Se arrodilló ante la cruz y dijo: "Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero remplazarte en la Cruz." Y se quedó fijo con la mirada puesta en la cruz, como esperando la respuesta. El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras:

-Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.

-¿Cuál Señor?, preguntó con acento suplicante Haakon. ¿Es una condición difícil? ¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda Señor! respondió el viejo ermitaño.

- Escucha- dijo Dios-. Suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre.

Haakon contestó: -¡Os lo prometo, Señor!.

Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el cambio.  Nadie reconoció al ermitaño, colgado en la cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y este por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada.
    
Pero un día, llego un rico y al irse después de haber orado, se olvidó su billetera.Haakon lo vio y calló.
Dos horas después vino un pobre, vio la billetera y se la quedó.

Tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su bendición antes de emprender un largo viaje.           
En ese momento volvió a entrar el rico en busca de su billetera. Al no encontrarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se dirigió al joven y le dijo acusadoramente!Dame la billetera que me has robado!. El joven sorprendido, replicó: ¡No he robado nada! ¡No mientas, devuélvemela enseguida!.      
    
¡Le repito que no he tomado ninguna billetera!, afirmó el muchacho. El rico arremetió fu

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